martes, 25 de mayo de 2010

Tuesdays Rocks!

Hoy vamos a hablar de un personaje con el que tengo una relación de amor-odio. Es uno de los discjockeys madrileños con los que he crecido (y estoy seguro que muchos de vosotros también) asistiendo a sesiones como Kapital Young, Arena, Splass y sobre todo FABRIK y no me da ninguna vergüenza contarlo, al contrario de como ocurre con otros puristas del minimal más cool, que años atrás daban brincos y de dejaban la voz con Gigi D'agostino...

Al igual que nuestros gustos musicales van cambiando, el estilo de este dj también lo ha ido haciendo. Empezando por el progresive de finales de los 90 (antes de eso no lo conocía), alternaba potentes bases con melodías, siendo de agradecer que nunca derivó en el HardHouse. Fue poco a poco derivando al trance, momento que más me gustó, para darle tintes contundentes con los que despidió una leyenda, Bachatta. A partir de entonces llegó la etapa más housera y electrónica, Benjamin Bates, Antoine Clamaran, temas como el Kazane, le dieron, para mí, un giro interesante para poco a poco llegar hasta el presente, el cual me ha marcado para el resto de mi vida al haber hecho una revisión del Surrender de Laura Pausini... madre mía eso fue como un puñetazo en el estómago cuando estás desprevenido, rematado con una versión del Closer de Ne-Yo que hizo de uppercut. Colaboraciones con ciertas personas que, aunque le han dotado de popularidad, considero desacertadas, decepción en las últimas ediciones de "I Love" u "Oro Viejo" y proximidad al nuevo house español, me hicieron criticarlo y crucificarlo.

La semana pasada un amigo me llamó y me dijo "Pon O.M.I.T.S. y escucha", receloso sintonicé LocaFM.com y me quedé alucinado al escuchar la version del Such great Heights de Iron & Wine que hizo Postal Service. No esperaba para nada escuchar ese tipo de música en su programa, ni en ninguno de electrónica. Por lo visto, J.L. de los Cobos inaugura nueva sección en la que todos los martes se centrarán en temas más guitarreros y no necesariamente electrónicos a la que estoy totalmente enganchado.

Es aquí donde está la peculiaridad de este hombre. Este es Nano, un tipo que es él mismo y que hace lo que le gusta. Lo mismo le matarías que le aplaudirías. Y sólo por eso y aunque no te identifiques con su línea en un momento determinado merece una palabra: ¡¡Aplauso!!